Ristorante Al Vecio Bragozzo, Verona

(Este artículo será publicado también en Ispra.)

Paseábamos solos por calles laterales a las principales, o mejor dicho turísticas, con hambre para comer, sabiendo que no nos podíamos demorar mucho porque por la tarde teníamos la ópera. Y encontramos un cartel que señalaba un callejón más solitario aún, con el texto "solo pesce". Y como quiera que no es habitual en Italia, pues allí fuimos.

Probablemente fue un restaurante concebido con muy buenas intenciones, una idea concreta y mucho cariño. Pero no había nadie más que los camareros, dos. Y no llegó nadie, y no es que pareciera caro, es que estaba bastante escondido. La comida fue dispar; a Marina le pareció aceptable, a mí muy buena. Para empezar, pedimos sendas copas de vino y no la botella, porque no la íbamos a acabar, y nos dijeron que sí, supongo que por temor a que nos marcháramos. En la carta no constaba que ofrecieran tal cosa. Eso sí, al menos pude pedir vino blanco.

De primero, pedimos ambos risotto a la marinera. Gambas, sepia, bien; el arroz tenía un sabor y una textura excelentes. Pero los mejillones eran impresionantes. Tan buenos como en el ristorante Schuman, un mes antes. Desgraciadamente, el conjunto se desvirtuaba con unos surimis o palitos de marisco prefabricados. Lástima.

De segundo, Marina pidió emperador a la plancha, y yo unos calamares rellenos. Frescos en ambos casos, pero nada espectaculares. No pedimos postre, pero sí café, excelente. Las fotos:


La factura creo que ha sido la más alta (después del Shuman) en todo el tiempo que estamos aquí, y aun así fue muy poco más de 30 euros por persona.

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