l'hydrophobe

Partiendo del nombre del lugar, uno ya sabe a qué atenerse. El agua para las ranas, que los humanos hacemos un vino excelente, y sirve para algo. Fuimos con algo de prisa, y eso se da de tortas con un lugar así; pero una vez allí nos sentimos a gusto y olvidamos el reloj. Fue fácil elegir porque la camarera habla español.





Fórmula habitual: un primero y un segundo, más un segundo y un postre. Único primero, una ensalada de lentejas con magret de pato. Personalmente prefiero las lentejas menos secas, pero aun así el plato era excelente.


De segundo pedimos los dos lo mismo. Ya no recuerdo el nombre, porque la comida en sí era tan sugestiva que es imposible de olvidar. Olía, parecía y sabía como un cocido, pero sin el vuelco de garbanzos. Incluso nos trajeron la salsa en una taza... un salsa que era caldo de cocido.




De postre pedimos una pera al vino, lo mejor de la comida con diferencia. Y después, un excelente café (italiano, claro).



Y por una vez no recomendaremos el lugar. No es especial. Marina repitió esta semana y comió bastante mal. Pero teníamos que contarlo.

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