nettare di giugiole, angera

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No hay fotos, era un día especial y no me apetecía estar pendiente de la cámara. Pero comimos especialmente bien en nuestra segunda visita al Nettare di Giuggiole, lo cual tampoco es demasiada novedad. Es una pequeña enoteca o vineria en la calle peatonal de Angera, con tres mesas en la planta baja, y unas siete en la primera, y con una reducida carta.

De primero, pedimos unos profiteroles de serrano a la fondue de queso. Prometen más de lo que son, buenos de sabor y textura, como una napolitana de york y queso deconstruida.

En cuanto al vino, la chica nos preguntó y luego propuso, y finalmente repetimos el mismo que la vez anterior: un Nubiola piamontés, tengo que buscarlo. Como ya conocíamos, buenísimo, el mejor vino que hemos probado en Italia. Suave, profundo, cuadraba con el segundo de pescado y con el de carne.

De segundo, por un lado Marina pidió lo mismo que yo en la vez anterior: el atún semihecho y crujiente, es decir, rebozado en sésamo. Olor, sabor, textura, incluso el sonido eran casi perfectos. Personalmente me gustó más la vez anterior, el pescado un poco menos hecho.

Por mi parte, pedí ternera Agnus-beef a la sal de mar. ¿A qué punto? Pues como siempre: sangriento, por favor. Sin contorno ni distracciones. Impresionante. Marina probó hasta tres veces, y se quedó sin palabras.

Pero aún nos quedaba el postre, e increíblemente subió el nivel. Por un lado tarta de calabaza, dulce pero no empalagosa, fina, no esponjosa ni apelmazada, en el punto justo de sabor. Y por otro un semifreddo de castañas: helado de castañas junto a castañas asadas. Pues sabe mejor que suena, lo recomiendo.

El precio por semejante festín, unos 30 euros por persona (el vino vale veinte). ¿Caro? No tanto como Alicante...

Comentarios

nostromo ha dicho que…
no foto = no cena

Un saludo

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