trattoria osteria dell'oca, aosta
Ya lo habíamos visto el día anterior, y decidido que iríamos el domingo allí a comer. El patio interior era muy agradable, pero los ventiladores eran fundamentales. En Aosta no creo que haya un solo restaurante con aire acondicionado, tampoco tienen mucho sentido para dos semanas al año.
De primero, dos aperitivos típicos valdostanos: lardo (un tipo de tocino) con castañas y miel, y mozzarella de buffala con tomate y aceite. El segundo, bastante habitual; el primero, alucinante; el tocino finísimo, como jamón serrano que se deshace en la boca. Las castañas, probablemente congeladas pues no era época; la combinación era extraña.
El vino, una media botella de Barbera de Monferrato, es un vino ligeramente espumoso, y sin embargo con cuerpo, aunque no tanto como los de la noche anterior.
De plato principal, tagliata de ternera al pinot noir, tremendo, aunque la salsa a esas horas era probablemente bastante pesada. Por el otro lado, un escalope a la valdostana, que en este caso era como un cordon bleu pero sin empanar ni envolver, y con un toque de aceite delicioso. Parece más pesado de lo que fue, desde luego mucho menos que la tagliata.
Incluyendo el café (imposible tomar postre), de nuevo menos de 50 euros los dos.
De primero, dos aperitivos típicos valdostanos: lardo (un tipo de tocino) con castañas y miel, y mozzarella de buffala con tomate y aceite. El segundo, bastante habitual; el primero, alucinante; el tocino finísimo, como jamón serrano que se deshace en la boca. Las castañas, probablemente congeladas pues no era época; la combinación era extraña.
El vino, una media botella de Barbera de Monferrato, es un vino ligeramente espumoso, y sin embargo con cuerpo, aunque no tanto como los de la noche anterior.
Incluyendo el café (imposible tomar postre), de nuevo menos de 50 euros los dos.
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