ajoblanco

En "esos" días, en que no apetece cocinar pero además no hay con qué porque la nevera aparece como la cuenta bancaria, vacía, terminamos saliendo a comer.

Hoy hemos ido al Tabulé, lugar pijo, creativo y vegetariano, donde ponen demasiado aceite en las ensaladas, demasiada sal en algunos platos, y demasiado chocolate (yummmmmmmm) en los postres. Otros los bordan. Hoy, de entrante, ajoblanco: es una crema de origen andaluz que se prepara aproximadamente como una mayonesa.

Por cada diente de ajo y persona, 100 gramos de pan rallado (si no te apetece sacarlo de una baguete y llenar de migas la cocina, siempre hay una bolsita de Hacendado), otros 100 gramos de almendras sin piel, un cuarto de litro de agua y un chorrito de vinagre (en casa, el vinagre es como Pavarotti y los Lamborghini: de Modena). Todo ello, a la batidora, al son de Luciano interpretando a Nemorino en L'elisir d'amore.

Después viene la confección tipo-mayonesa: se añade poco a poco el aceite evitando que se corte. Después, para hacer una crema fina, añadir agua. Y cuando ya parezca que aquello se puede comer, colarlo y dejarlo un rato en la nevera. Et voilà. Se sirve con almendras, o uvas, o trozos de melón. En vaso, cuenco o plato hondo, al gusto.